*RING RING*
Dios mio. Otra vez de vuelta al infierno. Me escuece la mano de ayer, no debí pagar mis penas con mis nudillos. Me quedo un rato tumbado en el sofá, pensando en todas las cosas que debería hacer y no hago. Escucho un whatsapp:
<<Tío, dnde te metes? aviamos kdado o ya no te acuerdas¿? ven ya!!! >>
Maldito gilipollas. Odio que escriba mal. Me visto y me digno a salir a la calle enseñando mis ojeras y mi cara de amargado. Lo sitúo a lo lejos.
-Azrael!
-Hola Miguel.
-Tío, te he dejado como unos 40 mensajes.
-Ya, he leído tu whatsapp y he venido enseguida.
-Bueno venga, no importa. Vayamos a tomarnos algo.
Nos dirigimos a una heladería cerca de la estación de tren, donde según Miguel esta 'su enamorada'. No me canso de decirle que esa chica ya tiene novio y que si le presta atención simplemente es porque es su trabajo. Él en cambio, siempre me responde con lo mismo, "que tu no creas en el amor no significa que no exista". La verdad es que ahí tenia razón, yo no creo en el amor y no creo que cambie nunca de idea. El amor es una gran extensión de mierda entre los corazones de las personas que se dan sexo y luego se hacen daño. No había mucho misterio. Entramos y nos sentamos frente una parejita de tortolitos que no paraban de darse el lote.
-Yo quiero eso pero con ella- me dice Miguel poniendo ojos de soñador hacia la chica que le gusta- debe de ser tan especial besar esos labios tan...
-Vuelve a la tierra estúpido- le interrumpo de inmediato- Eso es realmente asqueroso. Podrían comerse el maldito helado de una puta vez y dejar de comerse la boca.
-No me extraña que no tengas novia, tío...
-Pues mejor! Maldita sea, aquí no atiende nadie o qué?
Se acerca un hombre calvo, de unos 45 años de edad, con ojeras y cara de fastidiado. Nos pregunta que vamos a tomar y yo me pido un helado de whisky y Miguel un helado de frambuesa. A veces puede llegar a ser un marica de primera pero en fin.
-Llámame pesado pero debes controlarte en la bebida tío. Estas empezando a abusar demasiado.
-Métete en tus asuntos.
De repente, entra una chica a la heladería. Tiene el pelo negro azabache, largo, cayéndole en cascada sobre los hombros. Su cuerpo es diminuto, como ella. Su piel es blanca como la nieve, sus ojos de un negro que da vértigo y tiene las ojeras más marcadas que había visto nunca en una chica. No es delgada, pero tampoco está rechoncha. Me parece hermosa. Aparece un tío a su lado, alto, de ojos verdes y pelo marrón mierda. Le rodea su diminuta cintura con su brazo de pajero profesional y ella se aparta enseguida fulminándolo con la mirada. Se sientan en la mesa de enfrente nuestra y al momento, nuestros ojos se cruzan, mis pupilas se dilatan y ella ladea la cabeza de una manera que hace que me hierva la sangre en todo el cuerpo. Joder, que coño me pasa? Nos traen los helados y intento concentrarme en comerme el helado 'adecuadamente', distrayéndome de esos ojos, esa cara, esa belleza antinatural. Esto no me puede estar pasando a mi. Miguel me comenta que sus tíos viene de viaje a la ciudad y mas historias que no me interesan. Paso de su cara completamente porque tan solo le presto atención a la hermosa chica de enfrente. De vez en cuando ella me mira y aparece un rubor por su pálida cara. El tío que está con ella se dirige a la barra para pagar y en ese mismo instante me doy cuenta de que estoy haciendo el ridículo pensando que la volveré a ver.
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